Xerostomía: mucho más que tener la boca seca

Todos hemos sufrido alguna vez la desagradable sensación de tener la boca seca. La sensación subjetiva de sequedad bucal se denomina xerostomía, y se caracteriza por una disminución en la producción de saliva provocada por una alteración en el funcionamiento de las glándulas salivales.

Los síntomas generales de la xerostomía son la sequedad labial y de la mucosa, que en ocasiones puede presentar atrofia e hipersensibilidad, así como otras consecuencias como la formación de fisuras en la lengua o descamación de los tejidos.

Se estima que la xerostomía afecta de forma habitual a entre el 20-30% de la población, y puede presentarse asociada a estados emocionales alterados debidos a nerviosismo, preocupación, estrés o temor. No obstante, su frecuencia aumenta de forma significativa a partir de los 50 años, siendo su prevalencia mayor entre las mujeres y los pacientes polimedicados.

En relación con este último aspecto, se estima que existen más de 500 fármacos de uso común que pueden favorecer la aparición de sequedad bucal, entre los que podemos mencionar antidepresivos, antipsicóticos, diuréticos, antihipertensivos, antiparkinsonianos, ansiolíticos, sedantes, anticonvulsionantes o broncodilatadores.

Pese a que pueda tratarse de un problema puntual, la xerostomía prolongada puede provocar, además de una evidente incomodidad, importantes problemas de salud, y a la vez puede servir como signo de alerta de la presencia de determinadas enfermedades. Entre ellas cabe mencionar la diabetes, el síndrome de Sjögren (un trastorno autoinmune por el que se destruyen las glándulas que producen las lágrimas y la saliva), o el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (VIH).

El déficit de lubricación que se produce por la disminución en la producción de saliva de forma prolongada puede propiciar la aparición de trastornos como la disfagia o dificultad para tragar, que tratamos en un artículo anterior, la disfonía o dificultad en el habla, o la disgeusia, que produce el deterioro o la alteración del sentido del gusto.

Además de su papel fundamental en la nutrición, la saliva desempeña una importante labor de protección en la conservación de la higiene de la boca y a la regulación de la presencia de bacterias. Si no se produce una cantidad suficiente de saliva, puede originarse un desequilibrio en la presencia de microorganismos que pueden acarrear la aparición de enfermedades como las caries o la periodontitis, además de propiciar la halitosis o mal aliento.

El tratamiento de la xerostomía no resulta sencillo, por lo que debe abordarse de forma global para lograr mejorar el estado de los pacientes y tomar las medidas de prevención adecuadas. En primer lugar, es fundamental mantener una óptima higiene bucodental y unos adecuados cuidados de las prótesis.

Como medidas para lograr este objetivo podemos mencionar la eliminación de la placa mediante el cepillado y el uso de hilo dental, el uso de pastas, colutorios o geles antimicrobianos sin alcohol para combatir la presencia de bacterias, y la aplicación de flúor para evitar la desmineralización de los dientes.

Además de los que hemos mencionado, hay otros aspectos que debemos tener en cuenta para evitar la sequedad bucal. Entre ellos podemos destacar la evitación de la alimentación blanda o triturada en la medida de lo posible, la ingesta suficiente de agua para estimular la producción de saliva, o la minimización en el uso de adhesivos protésicos, ya que pueden favorecer la fijación de hongos en las prótesis.

En casos especialmente complejos, que solemos encontrar de forma predominante en pacientes sin dientes de edades avanzadas, otra medida que podemos adoptar es el humedecimiento artificial de los labios mediante la aplicación de glicerina, infusiones o limón.

Dada la multiplicidad de factores que pueden propiciar la xerostomía y la complejidad en su abordaje, desde Dental Residency recomendamos, además de mantener siempre una correcta hidratación y unos buenos hábitos de higiene bucodental y de cuidado de las prótesis, acudir a revisiones periódicas con nuestro odontólogo de referencia ante la presencia de una sequedad bucal prolongada. Estas son sin duda las mejores medidas de prevención para asegurar que podemos abordar su tratamiento de forma óptima.