Alimentando una buena salud bucodental

La nutrición juega un papel fundamental en la vida de las personas. Además de constituir una fuente de energía, y de su importancia para el correcto funcionamiento general del organismo, una nutrición saludable y equilibrada contribuye de forma determinante a la protección de nuestra salud bucodental.

Tradicionalmente, se asocia una buena salud de nuestros dientes y encías con los hábitos de higiene y el suficiente aporte de flúor. Pero estos aspectos son en ocasiones difíciles de mantener, como sucede en el caso de la infancia y de las personas mayores, por lo que en ambos grupos de edad es fundamental desarrollar unos hábitos dietéticos adecuados que nos ayuden a mantener una boca saludable y a evitar la aparición de caries y de enfermedades de las encías.

La ingesta de alimentos nutritivos propicia que los tejidos de la boca sean más resistentes a las infecciones, con lo que evitamos una de las principales amenazas para los dientes y las encías. Entre estos destacan frutas, verduras, proteínas y calcio, todos ellos beneficiosos para nuestra salud oral y general. Sin embargo, a medida que nos hacemos mayores se dan una serie de circunstancias que deben tenerse en cuenta para seguir disfrutando de una buena salud bucodental.

Uno de los cambios asociados a la edad es la disminución de las secreciones salivales. Además, en las personas mayores es muy común la presencia de patologías simultáneas que necesitan de plurimedicación, que puede constituir otro elemento propiciador de su aparición.  Esta disminución de la producción de saliva reduce los efectos protectores en la cavidad bucal, con lo que se incrementa la probabilidad de sufrir diversas dolencias.

Una alimentación sana y equilibrada es un elemento que contribuye a preservar la salud bucodental. Varios trabajos han establecido que la salud oral y la nutrición mantienen una relación multifacética y que la nutrición es un componente integral de la salud oral, por lo que una alimentación inadecuada puede llegar a afectar la capacidad funcional de la boca y favorecer el desarrollo de diversas enfermedades bucodentales.

Las dietas cariogénicas, aquellas basadas en alimentos y bebidas con un elevado contenido en azúcar, favorecen la aparición de caries, así como el riesgo de desarrollar diabetes, que en más del 90% de los afectados produce daños severos en los tejidos orales, propicia retrasos en la curación de las lesiones orales y la cicatrización, y favorece el edentulismo o pérdida de dientes.

Debemos tener muy presente además que esta ausencia de dientes y los reemplazos con dentaduras, ya sean totales o parciales, pueden ocasionar problemas en la funcionalidad de la boca a la hora de masticar, morder o tragar la comida, lo que puede tener un impacto directo en la dieta y en el estado nutricional de la persona.

En este sentido es recomendable no abusar del consumo de alimentos en forma de purés, salsas o batidos, muy habituales en la dieta de las personas mayores debido a las mencionadas dificultades. Este tipo de alimentos tienen mucha facilidad para adherirse a la boca, mezclándose con la placa bacteriana que tenemos de forma natural, lo que promueve la acción de las bacterias y puede favorecer la aparición de patologías como la gingivitis o la periodontitis.

Mantener una dieta variada, rica en vitaminas y nutrientes, contribuye al adecuado funcionamiento del organismo y a mantener una buena salud bucodental. Podemos mencionar en este sentido el papel que la vitamina A desempeña en el refuerzo del esmalte dental, la contribución de las vitaminas C y K para el mantenimiento del buen estado de las encías, o el papel que desempeña la vitamina B12 en la prevención de la aparición de aftas y llagas en la boca. Y también es recomendable incorporar a la dieta frutas y verduras crudas, ya que contribuyen a la limpieza de la superficie dental.

Es por ello que desde Dental Residency recomendamos que, para gozar de una buena salud bucodental, son fundamentales tres aspectos: una nutrición adecuada, unos buenos hábitos de higiene, y un seguimiento del estado de los dientes y encías por parte de los profesionales de la odontología. Si seguimos estos tres grandes consejos, contribuiremos a poder disfrutar de una sonrisa sana durante muchos años.