Como cada año, el 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una efeméride que desde su proclamación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 1994, y auspiciada por Alzheimer’s Disease International (ADI), tiene como finalidad la sensibilización sobre este trastorno neurológico progresivo e irreversible que puede afectar a la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el entendimiento y el comportamiento.
La enfermedad de Alzheimer supone en torno al 70% de todos los casos de demencia, por lo que se erige como su principal causa, y por ende como una de las principales enfermedades generadoras de situaciones de gran dependencia entre las personas mayores. Las estimaciones de la OMS indican que el Alzheimer afecta a más de 55 millones de personas a nivel mundial, y las proyecciones apuntan a que la cifra podría elevarse hasta los 139 millones de personas afectadas en 2050 si no se produce un cambio sustancial en la tendencia de crecimiento.
Según datos de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), en España hay aproximadamente 1,2 millones de personas afectadas por el Alzheimer, si bien se considera que afecta a cerca de 5 millones de personas, ya que tiene un importante impacto no solo entre las personas que padecen la enfermedad, sino en sus familias y en las personas cuidadoras que las atienden.
Si bien las causas etiológicas de Alzheimer no se conocen con exactitud, en los últimos años han aparecido evidencias que apuntan a la relación entre las enfermedades de las encías y el desarrollo de la demencia. Diversas investigaciones han apuntado a que la inflamación crónica originada a nivel del sistema inmunológico para combatir la periodontitis, podría inducir procesos neuroinflamatorios que causan cambios en el sistema nervioso, favoreciendo una mayor propensión a la degeneración neuronal.
Debemos tener presente además que la relación entre la periodontitis y el Alzheimer es bidireccional. El deterioro cognitivo progresivo asociado a las demencias afecta a aspectos como la memoria, la planificación de tareas o el uso de objetos cotidianos, lo que dificulta enormemente poder mantener unos hábitos de higiene oral adecuados, y puede repercutir de forma negativa en el desarrollo de la enfermedad.
Además de los evidentes problemas a nivel de prevención y hábitos higiénicos, hay otro aspecto que no podemos obviar, y es el de la dificultad de acceso de las personas con demencia a los servicios del odontólogo, que impide que miles de ellas puedan disponer de la atención que precisan. Nuestra experiencia en Dental Residency, como única compañía exclusivamente dedicada a los servicios de salud bucodental en residencias y centros de día, nos permite conocer de primera mano las enormes dificultades que supone desplazar a una persona con demencia hasta la consulta de un odontólogo. Además, tenemos conocimiento de situaciones en las que muchos profesionales de la odontología rechazan atenderlas, debido a la complejidad que suponen por las situaciones de ansiedad o por la incomprensión y la resistencia de los pacientes a los tratamientos.
La mayor longevidad conllevará un incremento de las demencias, y por ende de las situaciones de dependencia en nuestro país. Y el sistema de salud público no dispone de recursos suficientes para atender las necesidades en salud bucodental de todas estas personas, ni ahora ni en el futuro. Paradójicamente, las compañías privadas afrontamos innumerables trabas administrativas, pese a disponer de la capacidad para ofrecer una atención en salud bucodental a nivel residencial, con todas las garantías sanitarias y adaptada a las capacidades físicas, mentales y anímicas de los pacientes.
Y por este motivo, y coincidiendo con este Día Mundial del Alzheimer, reclamamos una vez más una mayor altura de miras y voluntad política en la búsqueda de soluciones a largo plazo. Porque hay miles de personas mayores dependientes en situaciones de necesidad no atendidas, y su salud y su bienestar no pueden ser solo cosa de un día.