El primer viernes de octubre de cada año se lleva a cabo el Día Mundial de la Sonrisa, que tiene como finalidad la celebración de la felicidad y llevar alegría a otras personas, aunque sea por un día. Ideado en el año 1999 por Harvey Ball, creador del símbolo iconográfico Smiley Face o Carita Feliz, es una efeméride durante la que se llevan numerosas actividades y recaudaciones de fondos para obras benéficas orientadas a promover la felicidad de las personas a nivel internacional, muchas de ellas organizadas por la World Smile Foundation que se creó en 2001 honor a su ideólogo.
Está ampliamente demostrado que los efectos de sonreír son muy beneficiosos para la salud. Esto se debe a los efectos producidos por la liberación de dos hormonas, las endorfinas y las serotoninas, que contribuyen a la sensación de felicidad, a la disminución del nivel de estrés, a la reducción del dolor y a la mejora general de nuestro estado de ánimo, e incluso se ha relacionado con la disminución de la presión arterial y con un incremento de la protección frente a enfermedades cardiovasculares.
No obstante, todavía hoy hay muchas personas que no pueden disfrutar de una sonrisa sana. Y muchas de ellas son las más de 400.000 personas que viven en centros residenciales de todo nuestro país, personas mayores y personas con diversidad funcional, con diversos grados de dependencia y/o problemas de movilidad que les impiden poder acceder a los servicios de odontología que precisan.
Las cifras de que disponemos en Dental Residency nos indican que más del 90% de los residentes sufren periodontitis y caries, que más de un 60% necesita una renovación o ajuste de las prótesis dentales, y que la media general es que han pasado más de 5 años desde la última revisión con el odontólogo. Estas situaciones les impiden llevar a cabo actividades cotidianas como alimentarse, socializar o sonreír con normalidad, lo que tiene un indudable impacto en su salud y su estado de ánimo, y favorece el desarrollo de otras patologías y su aislamiento social.
Además de las dificultades derivadas de sus problemas de movilidad, estos pacientes afrontan otros graves problemas. Uno de ellos es el rechazo de muchos profesionales de la odontología, que no quieren atenderles debido a la complejidad añadida que suponen los procedimientos y las intervenciones. Y no podemos obviar el coste de los tratamientos, que excede las posibilidades económicas de muchos de los residentes y sus familias.
Por este motivo, en Dental Residency llevamos más de 7 años desarrollando un modelo asistencial único y especializado exclusivamente en los servicios odontológicos a nivel residencial y domiciliario. Nuestro equipo se desplaza hasta los centros con un equipo móvil dental homologado o Unidad Móvil Dental para atender a los pacientes, evitando sus desplazamientos siempre que sea posible, y colaboramos con una amplia red de clínicas odontológicas para garantizar cualquier tipo de tratamiento.
Y nos comprometemos en brindar una prestación accesible a todas las posibilidades, por lo que realizamos un gran esfuerzo para ofrecer precios ajustados al máximo, y con opciones de financiación hasta 12 meses sin intereses. Un compromiso que asumimos con el objetivo de facilitar la accesibilidad a la prestación por parte de las familias de nuestros pacientes, y que ninguna persona se quede sin la atención que precisa por motivos económicos.
Gracias a la confianza que nos brindan los más de 800 centros con los que colaboramos, hemos logrado ya superar los 50.000 pacientes atendidos con una propuesta basada en la profesionalidad, la especial sensibilidad que requieren, y un servicio adaptado a sus capacidades físicas, mentales y anímicas. Y nos sentimos muy orgullosos de poder afirmar que con ello hemos contribuido a mejorar su salud, su bienestar y su calidad de vida.
Pero todavía queda mucho camino por recorrer para que la odontología residencial y domiciliaria sea una realidad en todo nuestro país. Y por este motivo, todo el equipo de Dental Residency asumimos el compromiso de seguir trabajando de forma incansable hasta lograr que todas y cada una de estas personas pueda disfrutar del derecho universal a una sonrisa sana, y que nadie deba nunca ocultarla por no gozar de una óptima salud bucodental. Porque la sonrisa de nuestros mayores no es algo que merezca dedicarle un único día.