¿Es posible restaurar las glándulas salivales dañadas?

La saliva es un elemento clave para el equilibrio y el mantenimiento de una adecuada salud bucodental. Producida por las glándulas salivales, la saliva es un líquido seromucinoso compuesto en un 99,5% por agua, además de electrolitos, proteínas, moco, glicoproteínas, enzimas y compuestos antibacterianos, que tiene como principales funciones mantener la mucosa oral protegida y lubricada, y contribuir a la sensación de sabor en la boca.

Además, la saliva también interviene en las etapas iniciales de la digestión durante la masticación de los alimentos, tanto facilitando la creación del bolo alimenticio para que pueda ser deglutido y posteriormente procesado en las partes inferiores del aparato digestivo, como por la acción de enzimas que se excretan con la saliva, como la amilasa que da inicio a la digestión de los hidratos de carbono.

La xerostomía es la sensación subjetiva de sequedad bucal, caracterizada por una disminución en la producción de saliva debida a algún tipo de alteración en el funcionamiento normal de las glándulas salivales, y que aumenta de forma significativa a partir de los 50 años, especialmente entre las mujeres y los pacientes polimedicados.

Este descenso en la producción de saliva puede conllevar un déficit de lubricación, que si se prolonga puede propiciar la aparición de trastornos como la disfagia o dificultad para tragar, la disfonía o dificultad en el habla, o la disgeusia, que produce el deterioro o la alteración del sentido del gusto.

Debemos tener también presente que la tener menos saliva también aumenta el riesgo de presentar caries o infecciones causadas por hongos en la boca, ya que la saliva contribuye al control de la acción de los gérmenes. Y, además, la boca seca puede favorecer la incomodidad o mal encaje de las prótesis dentales, que pueden rozar las encías o el paladar, ocasionando dolor e incluso lesiones en los tejidos afectados.

La xerostomía o falta de saliva puede verse favorecida por los efectos secundarios de más de 500 medicamentos de uso común, así como por otros factores como determinados trastornos autoinmunes o la radioterapia relacionada con el cáncer en la región de la cabeza y el cuello, que pueden favorecer la aparición de otras dolencias en las personas afectadas.

Por este motivo, es muy interesante el trabajo de investigación publicado en Cell Reports por un grupo de científicos de Scripps Research y el National Institute of Dental and Craniofacial Research (NIDCR), en el que constatan que han descubierto un tipo especial de célula que reside en las glándulas salivales y que probablemente desempeña un papel crucial para la salud bucodental.

Los investigadores han llamado a este tipo de célula ionocito, un tipo de célula evolutivamente antiguo que en los tejidos locales mantiene el equilibrio entre los niveles de iones y las moléculas relacionadas. En el caso de las glándulas salivales parece tener dos funciones: mantener en la saliva concentraciones saludables de iones de potasio, calcio, cloro y otros electrolitos; y contribuir a la reparación de las glándulas salivales en caso de lesiones, ya que secretan el factor de crecimiento clave FGF10.

En base al trabajo desarrollado con células de ratones, pudieron determinar que, mientras las células mesenquimales llamadas fibroblastos producen FGF10 en ratones muy jóvenes, a partir de la segunda semana de vida eran un tipo de células muy distintas las que se hacían cargo de la producción, en concreto un tipo de célula epitelial que recubre los conductos salivales, y que no era otra que un ionocito.

Entre los productos de este ionocito, observaron que se encuentra la proteína reguladora de la conductancia transmembrana de la fibrosis quística (CFTR), que si bien es conocida como causante de la enfermedad pulmonar por su ausencia debido a una mutación heredada, es conocida también por desempeñar un importante papel en las glándulas salivales y lagrimales.

De este modo, los investigadores detectaron que la función productora de FGF10 de este ionocito lo hace único, y que el hecho de que sea la productora de FGF10 en las glándulas salivales adultas sugiere que podría tener un papel importante en el mantenimiento y la reparación de las glándulas después de una lesión.

Los investigadores encontraron evidencia de ionocitos de glándulas salivales muy similares en un atlas de proteínas de tejidos humanos, por lo que este hallazgo abre la posibilidad a muchos tratamientos que hasta el momento no han sido posibles para muchas afecciones médicas que afectan a las glándulas salivales, y que permiten pensar en importantes implicaciones para la salud y la calidad de vida de las personas afectadas.